sábado, 1 de marzo de 2008

A un Gato

No son más silenciosos los espejos
Ni más furtiva el alba aventurera;
Eres, bajo la luna, esa pantera
Que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
Divino, te buscamos vanamente;
Más remoto que el Ganges y el poniente,
Tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
Caricia de mi mano. Has admitido,
Desde esa eternidad que ya es olvido,
El amor de la mano recelosa
En otro tiempo estás. Eres el dueño
De un ámbito cerrado como un sueño.

Jorge L. Borges

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran post, qué otra cosa se puede decir :)

Yo sé que whisperear acá me va a traer problemas, pero los gatos son los gatos.

Salute.

Martin

Anónimo dijo...

"Recordó bruscamente que en un café [...] había un enorme gato que se dejaba acariciar por la gente, como una divinidad desdeñosa. Entró. Ahi estaba el gato, dormido. Pidió una taza de café [...] y pensó, mientras alisaba el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que estaban como separados como por un cristal, porque el hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante."
- JLB, El Sur

Los gatos son una masa.

Saludos.

Crisaor

 

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